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Alma Chiclayo

martes, 23 de febrero de 2010

CONTRACORRIENTE


La gente me dice: No soy gay, pero tu cinta me conmovió”
¿Son buenos tiempos para el cine peruano o para algunos directores peruanos? Dejemos la discusión y alegrémonos por Javier Fuentes León, cuya cinta Contracorriente acaba de ser premiada en Sundance (EE.UU.) y en San Sebastián (España).

El sueño de hacer cine siempre estuvo en mí. Yo iba a las tiendas donde alquilaban películas a ver qué cintas habían llegado, qué actores estaban, etcétera. Era una cosa un poco nerd, pero eso hacía. Además, me encantaba ir al cine y leía revistas de crítica cinematográfica. Así descubrí a Hitchcock, a Fellini, a Billy Wilder y otros. Así fue como fui aprendiendo de cine. Cuando decidí qué estudiar, el cine no era visto como una profesión. Dentro de las carreras convencionales, Medicina era mi opción… un tanto porque decir 'quiero ser médico’ sonaba bonito”. Javier Fuentes León, el director peruano que acaba de ser premiado en Sundance y en San Sebastián, nos habla de la construcción de su vocación.

¿De qué le sirvió estudiar Medicina?
Conforme fueron pasando los años, la Medicina se hizo interesante. Yo creo que me ayudó a forjar mi sensibilidad. El haber traído niños al mundo, el haber visto morir a algunas personas, el haber visto el dolor físico, el haber visto la realidad del Perú en sus hospitales públicos –porque una cosa es haber crecido en Miraflores y otra haber trabajado en un hospital del Rímac–, me ayudó a ser quien soy.

¿Es difícil hacer cine en el Perú?
Es difícil en todos lados, solo cambian las razones. En EE.UU. hay mucha competencia y está el monstruo llamado Hollywood, que define qué tipo de historias se cuenta hasta en el cine independiente. Allí hay industria y financiamiento. En Perú, el acceso a la gente que hace cine es más fácil. Yo puedo llamar a Pancho Lombardi y sé que me va a contestar. Claro, aunque hay menos plata, también es cierto que hay menos gente que hace cine y, por ello, la competencia es menor.

¿Por qué decidió rodarla aquí?
Porque soy peruano. La cinta habla de nuestra realidad, de lo que significa la masculinidad y el amor entre personas del mismo sexo, etcétera.

¿Ha tomado como un reto filmar una historia homosexual en el Perú?
El Perú es tradicional y conservador, pero está cambiando. A pesar de mis temores, en el rodaje todo salió bien. Cuando el pueblo –la playa Cabo Banco, donde la filmamos– se enteró de qué trataba la cinta, más allá de una que otra broma, no pasó nada, mantuvo su apoyo, los extras siguieron llegando.

¿Por qué decidió contar esta historia?
Primero, porque uno de sus protagonistas se inspira en mí. Yo trato de contar qué significa ser hombre. Lamentablemente, América Latina sigue siendo muy machista y hay una idea distorsionada de lo que significa ser hombre. ¿Ser hombre es ser macho, mujeriego, tener poder? ¿Qué es ser hombre? Para mí, es ser auténtico, noble, consecuente, responsable...

Y uno no deja de ser hombre si es gay…
Exacto. El valor que requiere una persona para decir “este soy yo”, sabiendo que hay un rechazo hacia la homosexualidad que la sociedad tolera, es inmenso. Hoy, ser racista no es tan bueno; ser homofóbico es normal.

¿Usted tuvo que irse fuera para salir del clóset?
Me ayudó mucho estar fuera. Mi familia lo supo cuando me fui a vivir fuera.




Contracorriente ha sido premiada en San Sebastián –Mejor Película de Temática Gay– y en Sundance –El Premio del Público–. ¿Qué sintió ante cada reconocimiento?

En San Sebastián, el momento más bonito fue la premier. Apenas aparecieron los créditos, el público nos regaló un aplauso largo y explosivo. Mis padres, que estaban a mi lado, explotaron en llanto. En Sundance recibimos el premio más bonito pues la gente no está obligada a votar.

¿Qué tiene Contracorriente que es capaz de enganchar con la gente?
La historia conmueve porque trata del amor. Mucha gente se me ha acercado a decirme: “Yo no soy gay, pero esta es una de las historias de amor más bonitas que he visto en mi vida”. Salen del cine emocionados de la capacidad del amor y de lo importante que es ser fiel a uno mismo a pesar de los obstáculos y del rechazo… Y no hablo solo de la orientación sexual, sino de los retos que se plantea uno como persona.

Además, el amor no es homo ni hetero, es amor...
Así es. Al final, todos queremos ver historias de amor que nos conmuevan y que nos hagan reír, más aún ahora que el mundo está convulsionado.

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