BIENVENIDOS

Somos una asociación integrada por gays, lesbianas y trans de la región Lambayeque, desde el año 2006 iniciamos actividades mediante la lucha y esfuerzo en pro de la visibilización, desde este espacio agradecemos la intención y buena onda de incluirte en nuestra red de amigos, el fin del presente blog es informarte adecuadamente sobre nuestros temas; como la lucha por la igualdad, la aceptación, la real inclusión, la lucha contra la discriminación.Nuestro tema no es ser diferente, nuestro tema es que los demás no te hagan sentirte así.
Bienvenidxs

Alma Chiclayo

domingo, 30 de abril de 2017

Lesbofobia discreta

Estamos preparando nuestro viaje a Barcelona. Buscamos habitación en piso compartido. Requisitos: céntrico, con wifi y sin compañeros/as lesbófobos. Nos llegan varias propuestas y, para ser justa, diré que en todas nos aseguran que no hay ningún problema. Ya sabéis que ahora todo el mundo tiene un amigo gay o una amiga lesbiana. ¡Genial! ¿Seremos unas paranoicas y a nadie le importa compartir piso con un par de bolleras?
Nos llega un mail en el que un tipo nos cuenta que es el responsable de una residencia de estudiantes, pero que en verano alquilan las habitaciones a visitantes. Hasta aquí todo normal. Pues no. El hombre en cuestión nos asegura que no son lesbófobos, eso sí “siempre y cuando seáis discretas, claro”.
¿¿¿¿¿¿¿¡¡¡¡DISCRETAS!!!!!!!!?????
En ese momento me invadieron la locura, la rabia, la mala hostia, las ganas de correr hasta Barcelona y enseñarle a Joan –así se llama el personaje en cuestión- lo discreta que puedo llegar a ser. Fueron también todos esos sentimientos los que escribieron por mí el mail de respuesta, que prefiero no reproducir.
No deja de ser una anécdota, quizá sin demasiada importancia, pero que me ha llevado a reflexionar sobre la microlesbofobia que sufro, prácticamente, a diario. Lesbofobia es que te agredan, como pasó el año pasado el día de la visibilidad lésbica en Bilbo, o que te asesinen, como a Natalia Gaitán. Pero la lesbofobia también es que te miren por la calle si besas a una mujer, que cuchicheen, que en tu pueblo comenten que te han visto con una tía , que tu familia hable de “tu amiga”, que tengas que ser discreta para ser aceptada como lesbiana. Me viene a la cabeza el concepto ‘nueva homosexualidad’, que nos recuerda que el sistema nos ha integrado en sus filas, pero que para ello hemos tenido que aceptar sus normas: discreción, monogamia, amor romántico, matrimonio y, especialmente en el caso de las lesbianas, maternidad. Esta es la imagen que los medios de comunicación proyectan del lesbianismo: una opción sexual sin ninguna implicación, otra ‘forma’ de pareja y de familia. Las lesbianas tenemos cabida en el sistema, sí, ahora sí. Incluso podemos empezar a ser rentables, pero siempre dentro de ciertos parámetros.
A eso se refería Joan al hablar de discreción. No le importa que compartamos cama, que follemos como perras, que discutamos o que nos queramos. Creo, de verdad lo creo, que no le importa lo más mínimo lo que hagamos. Eso sí, mejor si el resto de los inquilinos no nos ven. Seguro que tampoco le importa si nos damos tímidos besos, si nos agarramos la mano o nos abrazamos. Otra cosa son los gestos que evidencian que somos amantes. Eso seguro que ya no le gusta tanto a Joan, que es uno de esos tipos que no se asumen como homófobos ni lésbofobos, que no se incomodan sin ven a dos lesbianas de la mano, pero que no aceptan –si no es para masturbarse- ver ni pasión ni deseo entre dos mujeres. Si no hay discreción ni amor, les entra el nervio. Son los ‘nuevos/as homófobos/as y lesbófobos/as’: personas jóvenes, formadas, aparentemente tolerantes, activas y comprometidas, que tienen un amigo gay y una amiga lesbiana, pero que prefieren no imaginarse cómo follan porque la imagen les produce una sensación extraña. Son los amigos y las amigas que preguntan, una y otra vez, cómo follan las lesbianas, los amigos que salen por bares de ambiente pero se asustan si alguien les roza el culo, las amigas que te “aceptan” como lesbiana pero fantasean con que puedas enamorarte de ellas, la cuadrilla que nunca te ha acompañado a la manifestación del 28J, los amigos y las amigas que creen que eres radical y experta en sacarlo todo de quicio. Ellos y ellas son también los culpables de las discriminaciones que sufrimos a diario. Son quizá más culpables que la Conferencia Episcopal o Jorge Fernández, que no esconden su postura entre eufemismos.
Joan nos pidió perdón. No quería molestar a nadie y lamentaba que no le hubiésemos entendido bien. Ese es el problema, Joan, que te hemos entendido.


Esperanza Moreno
Andrea Momoito, periodismo femenina
10/06/2013