Este hombre parece que no se cansa. Ayer, Benedicto XVI se remangó las sayas una vez más, y arremetió contra el matrimonio gay, sin que le temblara el pulso y con su habitual visión de futuro.
Y digo que sin le temblara el pulso, porque las críticas las realizó en la tradicional audiencia a los embajadores de los 178 estados que mantienen relaciones diplomáticas con el Vaticano, con la que la Santa Sede comienza el año. Una audiencia en la que debían estar presentes los embajadores de varios países en los que los gays nos podemos casar.
En este marco tan idílico, Benedicto XVI afirmó en referencia al matrimonio gay y a las operaciones de reasignación de sexo, que uno de estos ataques proviene de leyes o proyectos que, en nombre de la lucha contra la discriminación, atentan contra el fundamento biológico de la diferencia entre los sexos. Me refiero, por ejemplo, a países europeos o del continente americano”.
De esta manera, Benedicto XVI arremetía contra países como Holanda, España, Bélgica, Canadá, Suráfrica, Noruega, Suecia, Portugal, la capital mexicana y algunos estados norteamericanos que han aprobado la legalización del matrimonio gay.
Para el Obispo de Roma, “la libertad no puede ser absoluta, ya que el hombre no es Dios sino imagen de Dios y que por ello “el rumbo a seguir no puede ser fijado por la arbitrariedad o el deseo, sino que debe más bien consistir en la correspondencia con la estructura querida por el Creador”.
Sinceramente, sin comentarios…
Vía I El Periódico de Aragón
En Ambiente G I El Papa empieza el año ofendiéndonos
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